Todo se acerca, y hay fechas que algunos vivimos de forma especial...
A pocos días de iniciar su nueva gira, el domingo 14 de agosto Elvis decidió empezar una estricta dieta para intentar perder algo de peso. Según la recomendación de los médicos del hospital, noventa o cien kilos era el máximo que debía pesar, dada su altura, para sus ajetreados periodos de conciertos y viajes, épocas en las que hacía grandes esfuerzos físicos que, con mayor masa corporal, podrían significar peligros potenciales de ataques al corazón y otras graves afecciones. Pero desde meses atrás la báscula de Elvis no marcaba menos de ciento veinte kilos. El cantante estaba furioso y deprimido con la situación. Así que sus colaboradores, con el acuerdo de éste, se encargaron de aligerar sus platos, tanto en cantidad como en presencia de grasas, y se añadieron piezas de frutas y agua, mucha agua.
Era una de las primeras decisiones adoptadas por Elvis Aaron para cambiar su vida. En aquellos días comentó a varios de los que le rodeaban que estaba dispuesto a dejar de una vez por todas al coronel Parker. Reduciría el número de actuaciones, lo que le permitiría centrarse en grabar nuevos discos más interesantes, y prepararía pronto su primera gira internacional. También estaba decidido a volver al cine, quería protagonizar un par de buenas películas, nada que ver con las tonterías de los sesenta. Incluso ya había gente de su equipo rodando exhibiciones de kárate para un documental que Elvis había proyectado.
Pero para hacer todo eso, lo primero era ponerse en forma. Elvis quería recuperar el buen aspecto que tenía en 1969, y eso exigía una dieta estricta y dejar las pastillas. Quería hacerlo, estaba decidido…
Aquí podéis ver al Rey interpretando su canción gospel favorita, ‘How great thou art’, en uno de sus últimos conciertos.
*Javier Márquez
15 agosto 2007
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